El lince ibérico es un felino de tamaño mucho mayor que un gato doméstico. Se caracteriza por su aspecto robusto, sus patas largas y su cola corta con una borla negra en el extremo y que suele mantener levantada batiéndola en momentos de peligro o excitación.
Sus orejas están rematadas por unos característicos pinceles compuestos por pelos negros cuya finalidad posiblemente sea la de descomponer la redonda silueta de su cabeza, favoreciendo de este modo su mimetismo.
También son características las patillas que cuelgan de sus mejillas y que aumentan progresivamente de tamaño con la edad. Los jóvenes de pocas semanas carecen de patillas y casi de pinceles y en los individuos de un año ya aparecen las patillas, aunque cortas, que apenas cuelgan por debajo de la barbilla. Los machos tienen las patillas más largas que las hembras.
El lince ibérico se encuentra exclusivamente en zonas muy restringidas de España y Portugal.
El hábitat principal del lince ibérico lo constituyen las áreas de bosque mediterráneo bien conservadas, aisladas de la actividad humana.
El lince ibérico es el único carnívoro considerado como especialista en conejos. Esta especie le aporta del 80 al 90% de su alimentación. También consume anátidas, ungulados, perdices, micromamíferos y aves. La aparición de estas presas en su dieta depende de la época del año, de la disponibilidad de presas y de la zona.
Este animal en la mayoría de los casos, vive de manera solitaria y nómada, mostrándose más sociable en la época de celo.
Es un ágil cazador. Se aproxima sigilosamente a la pieza y salta sobre ella con rapidez. Menos frecuentemente espera oculto a que pase cerca una pieza.
Reproducción: el celo comienza entre enero y febrero, adelantándose en regiones meridionales. El lince es un animal de hábitos solitarios, aunque en esta época del año suele permanecer con su pareja. Las madrigueras se hacen en lugarse bien protegidos y escondidos como roquedos, árboles huecos, etc.
La gestación dura 62 o 63 días, tras la cual la hembra pare una media de 2 crías. Es la madre la que se hace cargo de los pequeños. A las cuatro semanas suele cambiar de madriguera, y a los dos meses las crías son capaces de acompañar a su madre en las cacerías.
El lince ibérico alcanza su madurez sexual al año y medio de vida y llega a vivir de 10 a 15 años.
Estos animales solo cuenta con 200 ejemplares en una parte de España, localizados en Sierra Morena y Doñana.
La fragmentación de su hábitat, la pérdida de alimento y la mortalidad directa relacionada con el hombre (venenos, disparos, atropellos) son sus amenazas más importantes. WWF trabaja en su conservación desde hace más de 10 años, desarrollando proyectos de conservación, concienciación ambiental y luchando contra las amenazas externas que afectan a la supervivencia de la especie.
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